Piel de Cocodrilo, de José Carlos Román y Paolo Domeniconi

Piel de Cocodrilo, de José Carlos Román y Paolo Domeniconi es un precioso álbum ilustrado  basado en una leyenda africana y cuyo eje central es la amistad incondicional pero, también, lo fácil que resulta caer en la vanidad.

En la gran sabana africana, cuando todos los animales se van acostar, dos amigas, Lechuza y Luciérnaga, se dirigen a ver a Cocodrilo, como cada noche. Él no puede salir de día porque su piel es tan lisa, brillante y dorada que podría estropearse con los ardientes rayos del sol.

Esto no es obstáculo para ellos. Los tres amigos se pasan la noche leyendo las fantásticas historias escondidas en su gran libro, mientras los demás animales duermen plácidamente. Al amanecer se despiden. Lechuza y Luciérnaga regresan a casa y Cocodrilo vuelve a meterse en el río.

Un día, mientras Cocodrilo duerme, es visto por un Elefante, que queda muy impresionado por el bellísimo aspecto de su piel dorada.

Elefante no tarda en contárselo a otros animales por lo que pronto lo sabrá toda la sabana. Cada día serán más los que vayan a contemplar la belleza Cocodrilo, desde la orilla del río Okavango.

Al principio Cocodrilo siente vergüenza. Pero la admiración de los animales empieza a gustarle y va ganando confianza hasta que, orgullo y seguro de si mismo, decide salir y pasearse entre la gente.

Entre las exclamaciones de los animales, Cocodrilo se siente cada vez más importante, fuerte y poderoso. Se contonea entre los animales con una gran tonsura y la cabeza muy alta. Tan alta que no se ha dado cuenta de que sus amigas Lechuza y Luciérnaga están allí, esperando para saludarle.

¿Qué pensáis que va a ocurrir?

Efectivamente, el sol quema la piel de Cocodrilo. Su hermosa piel dorada se cubre de grandes escamas marrones y todos salen huyendo de él. Ya no le admiran, ahora le tienen miedo.

Bueno, todos no. ¿Imagináis quiénes permanecen a su lado, tenga el aspecto que tenga? 😉

Piel de Cocodrilo es uno de los libros que más nos ha emocionado en los últimos meses. Nuestro hijo Mayor (7 años) no puede evitar llorar siempre que lo leemos y el Pequeño (4 años) pide una y otra que volvamos a leerlo. Sin duda es una historia emotiva, que llega al corazón, incluso en lectores poco maduros como son nuestros peques. Una gran lección acerca de cómo la vanidad nos cambia, no sólo en este caso por correr el peligro de olvidar quiénes son nuestros verdaderos amigos sino, incluso, con una consecuencia física: perder ese don tan especial que en un principio se tenía.

Como padres, nos gustan mucho los valores que transmite el libro: amistad, lealtad, valorarse uno mismo, no caer en la soberbia, no valorar a las personas por su aspecto físico. Y es que, en este mundo en el que la belleza tiene un papel tan importante, nunca está de más explicar a los niños que la belleza es un don caprichoso, efímero, que no debe servir para valorar a las personas.

Estéticamente también un álbum ilustrado muy bonito, con ilustraciones cálidas y muy expresivas, que sumergen al lector en la historia desde la primera página.

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