Título: El cocodrilo al que no le gustaba el agua
Publicación: 2014
Autor: Gemma Merino
Editorial: Picarona
Formato: Tapa dura, 32 páginas
ISBN: 978-8416117048
El cocodrilo al que no le gustaba el agua
El cocodrilo al que no le gustaba el agua es un todo un clásico de editorial Picarona. Un álbum ilustrado original, divertido, perfecto para gustar a niños y mayores… y además con moraleja final.
La historia comienza con un guiño en las guardas que no os vamos a desvelar. ¡Ya sabéis que nosotros no destripamos libros! Seguramente volveréis a ellas al final de la historia.
Pues bien, nuestro protagonista es un tierno cocodrilo con un pequeño gran problema: no le gustaba el agua.
Lo que en realidad le gustaba era subirse a los árboles. Pero a nadie más le gustaba. Así que no podía jugar con sus hermanos, que se pasaban el día nadando y buceando.
Al no tener con quien jugar, se sentía solo. De modo que el pequeño cocodrilo tomó una decisión.
Había ahorrado dinero de los regalos del ratoncito Pérez y sabía exactamente que quería comprarse.
Sí, se compró un flotador. Pero la idea resultó no ser tan buena como en un principio pensaba porque con él puesto no podía jugar a la pelota ni tampoco bucear.
Incluso cuando decidió saltar desde el trampolín como un último esfuerzo por ser como sus hermanos, tampoco resultó demasiado bien.
Definitivamente, odiaba el agua. Estaba fría, estaba mojada, ¡no le gustaba nada!
Y al final se sentía avergonzado por ello.
Entonces comenzó a sentirse un poco extraño. La nariz le empezó a picar, y el picor crecía, y crecía y crecía, hasta qué…
Nuestro protagonista lanzó un gran estornudo. Pero no uno cualquiera. ¡Uno con una enorme llamarada de fuego!
Vaya, parece que de pronto todos hemos entendido por qué a este cocodrilo no le gustaba el agua: porque no era un cocodrilo. Y todos sabemos cuáles son las especialidades de los cocodrilos, ¿verdad?
Entonces, ¿qué ha podido pasar? Volved a las guardas del libro y sacad vuestras propias conclusiones 😉
Decir que El cocodrilo al que no le gustaba el agua nos encanta es quedarse corto. Estamos ante una lectura divertida, muy divertida, pero además muy tierna, de esas que hace que amemos al protagonista y nos den ganas de achucharle. Es un libro que apetece leer una y otra vez y que admite un rango de edad muy grande, desde pequeñitos con 2-3 años que pueden escuchar nuestra historia de nuestra boca (además que se presta muy bien a la dramatización) hasta cualquier adulto que le apetezca pasar un rato divertido.
Sin duda alguna este álbum ilustrado cumple esa función que tanto buscamos nosotros en casa: que entretenga, que divierta, que enganche a la literatura infantil, que cree lectores, que deje con ganas de leer más.
Como decíamos al principio de la reseña de El cocodrilo al que no le gustaba el agua, aunque estemos ante un cuento infantil eminentemente divertido, su lectura no deja de lado la posibilidad de que exploremos temas muy interesantes relacionados con la inteligencia emocional, algo que los padres valoramos cada vez más. Cocodrilo se siente diferente y quiere ser como los demás, está buscando su identidad. ¿Por qué todos debemos ser iguales? ¿Incluso en una misma familia debemos esperar lo mismo de todos sus miembros? ¿No hubiera sido más llevadero si sus hermanos hubieran hecho por jugar a otros juegos con él? Son muchas las preguntas que pueden generarse con la lectura de este libro infantil y con las que sin duda podemos extraer buenas conclusiones.
Gemma Merino es autora e ilustradora de este divertido álbum ilustrado. Fue galardonada con el Premio McMillan de álbum ilustrado en 2011 cuando cursaba un master de ilustración infantil en la Cambridge School of Arts. Además, El cocodrilo al que no le gustaba el agua resultó ganador del Premio de Ilustración 2015 otorgado por la CCEI.
En definitiva, una lectura 100% recomendable que en casa hacemos tan a menudo que nos lo sabemos de memoria. ¡Te encantará!
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