¡Qué tirria! Los mejores y más odiosos cuentos clásicos

¡Qué tirria! es un original álbum ilustrado que da una vuelta de tuerca a doce cuentos clásicos.

La idea parte al ofrecerle a doce ilustradores que eligieran algún cuento clásico que les diera especialmente tirria y lo ilustraran. Al  mismo tiempo, el periodista Javier Fernández Rubio se encargó de elaborar un texto brevísimo para cada uno de ellos, que retratara el cuento desde una óptica distinta. El resultado de este cuasi-experimento es ¡Qué tirria!, un álbum ilustrado muy sorprendente que nos muestra unos cuentos clásicos en una versión muy diferente a la que conocemos.

Los cuentos elegidos son: Alicia en el País de las Maravillas, El Gato con Botas, Rapunzel, La Ratita Presumida, Caperucita, El Gigante Egoísta, Los Tres Cerditos, La Cigarra y la Hormiga, La Cenicienta, Pinocho, Hansel y Gretel y La Bella Durmiente.

Os mostramos algunas imágenes del interior para que lo entendáis mejor:

– Alicia en el País de las Maravillas –

– Qué delicia es esta Alicia – comentó la Reina de Corazones -. Si le ordeno «come esto», esta chiquilla se lo come; si le mando «bebe esto otro», se lo bebe. Alicia es mi mejor súbdita, siempre ahí bien quietecita, tan conforme y formalita. Sospecho que solo piensa en gastar, gastar y gastar.

– Rapunzel –

– Primero la bruja y luego el Príncipe. Parece que todos os habéis puesto de acuerdo en escalar por mis trenzas a todas horas – se quejó amargamente Rapunzel – ¿No os dais cuenta de que el pelo se me cae a mechones con tanto trajín? «Ahora tendré que esperar a que me brote de nuevo – pensó – o a que aparezca un príncipe más delgado»

– Los Tres Cerditos –

– Tanto soplar y resoplar delante de nuestras casitas… ¿No será que no tiene nada mejor que hacer con sus grande pulmones? ¿Y si nos fuéramos a jugar todos juntos fuera de casa?

Como veis, es una propuesta transgresora y poco convencional, que re-escribe los cuentos clásicos desde una óptica más moderna, más nuestra.

¡Qué tirria! es una propuesta atrevida de Milrazones, pensada en un público no tan infantil, quizá casi adulto. No sólo porque su ironía y pequeños detalles (observad por ejemplo el cartel de «stop desahucios» de la ilustración de los cerditos) no puede captarse por los más pequeños sino porque probablemente éstos se sientan menos atraídos por estos cuentos clásicos, que sus padres sí leímos una y otra vez durante nuestra infancia.

Ya sabéis que las edades siempre son orientativas, pero creemos que es un libro pensado para disfrutar desde unos 10-12 años en adelante, en niños que ya conocen bien los cuentos clásicos y pueden comprender el mensaje crítico e irónico de cada ilustración y de cada texto.

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