El Árbol Generoso (portada)

Título: El Árbol Generoso
Publicación: Octubre 2015
Autor: Shel Silverstein
Editorial: Kalandraka
Formato: Tapa dura, 64 páginas
ISBN: 978-8484649618

Ver en Amazon.es

El Árbol Generoso, de Shel Silverstein

El Árbol Generoso es un álbum ilustrado tremendamente emotivo, reeditado en octubre de 2015 por Kalandraka, siendo el texto original de 1964.

Había una vez un árbol que quería mucho a un niño. El niño venía a verlo todos los días y recogía sus hojas, y con ellas se hacía coronas para jugar al rey del bosque. Trepaba por su tronco, se columpiaba en sus ramas y comía sus manzanas. 

El niño jugaba todo el día con el árbol y, cuando estaba cansado, se dormía en su regazo.

Lo cierto es que ambos se querían mucho y, desde luego, el árbol era feliz.

El Árbol Generoso (interior)

Pero el tiempo pasó y el niño dejó de ser niño. Conforme el niño se vaya haciendo mayor, el árbol irá pasando cada vez más tiempo solo. El niño ya será demasiado grande para trepar, o para jugar, o para columpiarse en sus ramas. Sin embargo, aunque ya no vaya a verle para jugar con él, veremos como el niño, ya adulto, seguirá acudiendo a él para contarle sus problemas, para pedirle cosas.

Estoy demasiado ocupado para trepar a los árboles, dice el niño. Quiero una casa que me proteja del frío. Y quiero una mujer y unos hijos, por eso necesito una casa. ¿Puedes darme una casa?

El Árbol Generoso (interior_1)

El árbol seguirá acogiéndole cada vez que vaya a pedirle cosas, dándole todo lo que tiene: sus manzanas, sus ramas para que se construya una casa, incluso su propio cuerpo, su tronco.

Habiendo sido tan generoso incluso para entregarse a si mismo, el árbol será feliz… Aunque la verdad es que no.

El niño, ya convertido en un anciano, volverá de nuevo a su lado, quizá habiendo comprendido que lo que el árbol le daba iba mucho más allá de lo material. Ya al final de sus días, el niño necesitará ya muy pocas cosas, sólo un sitio donde descansar y alguien con quien estar.

El Árbol Generoso es un álbum ilustrado muy emocionante, de esos que cuesta que no tiemble la voz. Es complicado terminar el libro sin que las lágrimas afloren. De hecho, tras la primera lectura nuestro hijo mayor tenía los ojos empañados y estaba muy conmovido.

Son muchas las lecturas que nosotros hemos hecho en casa. Obviamente lo más significativo es esa generosidad tan grande que muestra el árbol que es capaz incluso de darse a si mismo, de entregar su propio cuerpo. Un amor inmenso que resiste incluso al egoísmo y al abandono del niño conforme va creciendo.

Como padres, nosotros hemos reflexionado más allá de esa primera interpretación, nos hemos preguntado si la actitud del árbol ante la vida es la correcta. ¿Toda la felicidad del árbol se basa en que el niño esté con él y por eso entrega incluso su cuerpo? ¿Está dando su cuerpo a cambio de amor? Es impactante ese momento en que, tras haber haber dejado que el niño le cortara su tronco, leemos: Y el árbol fue feliz… aunque la verdad es que no.

Quizá la gran lección que debemos aprender en la vida es que la felicidad debe estar en nosotros mismos, no en la aprobación de los demás o en la compañía que los demás nos den. La generosidad obviamente es un valor loable, pero no hasta el punto de entregarse por completo y perder todo lo que tenemos (y no hablamos solamente de lo material, sino de lo espiritual).

Por otro lado, la actitud del niño, que quizá sea algo egoísta al acudir al árbol solamente con problemas y para pedirle cosas conforme va creciendo, puede ser también una forma en que el autor nos muestra cómo cambiamos a lo largo de la vida. Nos parece incluso una metáfora de las relaciones de padres e hijos, que se modifican conforme éstos crecen. El árbol no puede pretender que el niño permanezca siempre a su lado porque es ley de vida que los niños hagan su vida, se conviertan en adultos y marchen a otros lugares. De ahí la importancia de que el árbol encuentre la felicidad en si mismo y no en su relación con el niño, una dependencia que nos deja un poso de tristeza inevitable al leer El Árbol Generoso.

Es una lectura bastante profunda pero que puede adaptarse al nivel del niño. Nuestros hijos, sobre todo el pequeño, es evidente que no han hecho estas reflexiones que hemos expuesto anteriormente pero sí que han entendido la extrema generosidad del árbol y se han preguntado si eso realmente le ha hecho feliz.

Podéis encontrar El Árbol Generoso, de Shel Silverstein en Amazon.es:

Ver en Amazon.es