El muro en mitad del libro, de Jon Agee

El muro en mitad del libro acaba de llegar a España de la mano de La Casita Roja Ediciones. Su autor, Jon Agee, es bien conocido en nuestra casa y en la de miles de lectores por todo el mundo. Vida en Marte es uno de esos álbumes ilustrados que aquí hemos leído decenas de veces y que nos sabemos de memoria.

Pues bien, con mucha emoción hemos sido de los primeros en tener El muro en mitad del libro en nuestros manos y comprobar que el aplauso de la crítica no podía estar equivocado. Y es que este libro llega al castellano avalado por el público anglosajón, donde ha sido seleccionado como libro destacado por The New York Times Book Review y elegido mejor libro infantil de 2018 según Publishers Weekly, Boston Globe y Chicago Tribune, por mencionar solo algunos de sus reconocimientos que ha recibido.

El libro está narrado por un diminuto protagonista, un caballero andante realmente adorable y, sobre todo, realmente ingenuo.

De su mano vamos a conocer que él se encuentra en el lado «seguro» del libro, que está separado del lado «peligroso» por un muro de ladrillo, cosa que le alegra mucho porque así se siente protegido.

Aunque el libro está narrado, pronto nos daremos cuenta de que la narración principal ocurre en las ilustraciones, a las que debemos prestar muchísima atención. Vemos que el muro tiene un agujero en el lado «seguro» y que el caballero se dispone a arreglarlo colocando de nuevo el ladrillo en su sitio.

Conforme vamos pasando las páginas observamos que su situación se va complicando sin que se de cuenta ya que empieza a llegar agua, esta va subiendo, y prácticamente está a punto de ahogarse. De hecho, casi al mismo tiempo en que el caballero nos informa de que el mayor peligro del otro lado es el ogro el agua termina de subir y…

Sí, se salva gracias a que el ogro se ha dado cuenta de lo que sucedía y le rescata.

Aunque el caballero se siente aliviado, darse cuenta de que está al otro lado del muro no le hace ninguna gracia. Piensa que ahora es cuando el ogro le va a comer sin darse cuenta de que se ha librado de una buena: el lado «seguro» del muro ahora está lleno de agua y, además, los peces grandes se están comiendo a los más pequeños en una especie de efecto en cadena.

Obviamente no os vamos a revelar cómo termina el libro sino que os invitamos a que descubráis cómo concluyen estas dos «tramas paralelas».

Tras muchas lecturas (hemos estado con el libro en bucle una y otra vez ya que nos ha encantado) creo que la clave de su enganche es precisamente el hecho de que sea un libro tan visual.

Las ilustraciones a doble página nos permiten seguir una trama diferente que solo apreciaremos si prestamos atención a las imágenes ya que discurre con independencia de lo que se está narrando.

El protagonista es un personaje tremendamente ingenuo, que en todo momento permanece ajeno a lo que está sucediendo, amparado por una falsa idea de seguridad. Nosotros, como espectadores, podemos darnos cuenta de lo contradictoria que es la situación real frente a lo que nos está narrando y casi casi tenemos ganas de participar y avisarle de que está equivocado y que se de prisa en ponerse a salvo.

El muro en mitad del libro es una lectura llena de humor y ternura, divertida, con un estilo narrativo muy fresco.

Al mismo tiempo, nos deja grandes valores y reflexiones que podemos hacer con nuestros hijos, siempre en función de la edad y madurez que tengan. Podemos hablar de la falsa seguridad que tiene el caballero, creyéndose en un lugar seguro aún a pesar de algo tan evidente como que está subiendo el agua y aparecen depredadores. También podemos hablar de lo absurdos que son muchas veces los muros, tanto físicos como emocionales. Podemos preguntarles, en este caso concreto, ¿el agua hubiera subido tanto si no hubiera estado el muro?

Los prejuicios y el miedo a lo desconocido nos hacen perdernos muchas cosas y sufrir miedos irracionales, como le sucede a este caballero con respecto al ogro y a todo lo que sucede al otro lado del muro. Parece, además, que nunca ha estado ahí, que realmente no sabe quién vive ni qué ocurre, pero aún así cree que es malo.

A nosotros nos ha fascinado.

Por cierto, un álbum ilustrado que permite acercarse a todo tipo de públicos. Tanto es así que no solo nos ha gustado a nosotros como adultos y a los «mayores» (9 y 7) que ya leen sino que se lo hemos adaptado a la Tercera, que ahora tiene 16 meses, y es capaz de reconocer lo más básico del libro: el agua, los animales y los personajes, incluso señala entusiasmada el ojo grande del pez enorme del lado «seguro».

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