Título: ¡Vale, buenas noches!
Publicación: 2016
Autor: Jory John y Benji Davies
Editorial: Andana Editorial
Formato: Tapa blanda, 32 páginas
ISBN: 978-8416394302
¡Vale, buenas noches!
Uno de nuestros álbumes ilustrados favoritos desde siempre es ¡Vale, buenas noches!, una divertidísima historia de Jory John y el gran ilustrador Benji Davies.
Este libro ilustrado forma parte de nuestra historia familiar desde hace muchos años, le tenemos un cariño increíble y no hemos dejado de recomendarlo a amigos y familia. Publicar esta reseña es toda una satisfacción. Ahora verás por qué 😉
Argumento
Sus protagonistas son Oso y Pato, una de las parejas literarias que más huella nos han dejado con el paso de los años. Y es que estos dos amigos resultan realmente desternillantes protagonizando una historia que en nuestra casa ha terminado dándonos frases recurrentes que usamos ya desde hace años, como ese famoso vaaaaaale, buenas nooooches que tantas veces hemos usando nosotros mismos.
Esta inolvidable historia comienza con Oso declarando que nunca había estado tan cansado.
Podría pasarme semanas durmiendo. ¡Hasta meses!, exclama.
Pero Pato, su vecino y amigo, tiene otros planes bien distintos. De hecho, ha estado leyendo el libro «100 maneras de quedarse despierto» y ahora está… pues eso, más despierto que nunca.
Así que aunque Oso se mete en la cama con intención de descansar plácidamente y todo el tiempo que su cuerpo le pida, Pato se presenta en su casa en mitad de la noche con ganas de hacer algo juntos y así no estar aburrido.
La cara de Oso es un poema, entre el cansancio máximo, la sorpresa y el enfado.
Ambos protagonizarán una escena realmente inolvidable en la que Pato le hace múltiples preguntas a Oso acerca de actividades que podrían realizar juntos. Y Oso contesta a todo que no. Porque ver una peli, jugar a las cartas o preparar batidos puede estar muy bien en cualquier otra ocasión, pero el único plan que le interesa a Oso ahora mismo es irse a la cama y dormir a pierna suelta. Y, en su situación, queda claro que sus ganas de ser amable con Pato se están esfumando.
Pato, decepcionado, acaba yéndose a su casa.
De acuerdo. Vale, buenas noches.
Pero en cuanto Oso vuelve a la cama, cierra los ojos y comienza a dormirse, aparece de nuevo Pato, está vez por la ventana.
A través de la ventana repiten de nuevo una escena similar en la que Pato intenta que le preste ingredientes para hacer galletas, ¡o que le de algunas galletas directamente! Pero Oso responde a todo con un rotundo no.
¡Vale, buenas noches! exclama Pato con letras más grandes y en negrita. Porque Pato es muy insistente, ¡no se rinde! pero empieza a ser consciente de la falta de amabilidad de Oso y también se siente irritado, a su manera.
Su interpretación de lo que está pasando es muy personal, eso está claro, porque lejos de rendirse vuelve a la carga interrumpiendo de nuevo el sueño de su amigo Oso.
El susto que se lleva Oso es morrocotudo. El pobre está al borde de un ataque de nervios y es desternillante que Pato considere una emergencia que se haya dado un golpecito en el pico.
No te cuento cómo termina la historia porque es tan divertida que tienes que llegar tu hasta el final, ¡es realmente genial!
Nuestras impresiones sobre ¡Vale, buenas noches!
La historia de Oso y Pato es un atípico cuento para dormir en el que tenemos a un protagonista desesperado por conseguirlo y otro que no tiene ni pizca de ganas. Salvando las distancias, creo que muchos padres nos vemos reflejados en esa necesidad tan imperiosa de dormir a pierna suelta que tiene Oso y la gran frustración que se sufre al tener uno (¡o varios!) niños que no hay manera de acostar y que, además, se despiertan varias veces durante la noche y no hay forma de que entiendan que necesitamos dormir, que no es un capricho sino una necesidad fisiológica.
En lo personal tengo que decir que tanto mi Mediano como ahora la Tercera han sido así, muy difíciles de dormir y con infinitos despertares por la noche y me he sentido muy identificada con la desesperación de Oso, que por una parte lucha por no enfadarse y no ofender a Pato al mismo tiempo que tiene su propia lucha interior con un cuerpo que le grita que se duerma ya de una vez.
Son dos personajes realmente diferentes y divertidísimos que entran en una dinámica de repetición que funciona muy bien en la literatura infantil, especialmente con los más pequeños. Ese poder anticiparse a lo que va a pasar les encanta. También ese contraste entre la forma de ser de cada protagonista: la personalidad extrovertida, alocada y tan elocuente de Pato y ese contraste con la parquedad en palabras y el agotamiento físico y mental de Oso es divertidísimo.
¡Vale, buenas noches! es un álbum ilustrado maravilloso para leer en voz alta. Se presta a la perfección para teatralizar a ambos personajes, poniendo una voz profunda y seria para Oso y otra alegre y espídica para Pato. De hecho, te diré que mi Mediano y mi Tercera se saben ya el libro de memoria y a veces nos hacen una obra de teatro escenificando las mejores escenas de la historia. ¡Qué risas nos echamos!
Además de ser un libro infantil ilustrado desternillante, tiene un contenido emocional muy bonito. Estos vecinos y amigos tienen una relación muy especial, con sus fricciones, pero con mucho amor. La paciencia infinita de Oso, que supera los límites de sus propias fuerzas para no ser desagradable con Pato, es un gran ejemplo de cómo muchos padres llevan años sobrellevando los múltiples despertares de sus hijos con un amor que puede con todo.
Te confieso que en nuestra crianza con una familia numerosa y un niño de alta demanda el humor ha sido siempre un pilar fundamental. Ese lazo que te mantiene unido a la realidad cuando estás tan cansado que crees que vas a perder la cabeza. El humor como remedio para casi todos los males. Y ¡Vale, buenas noches! es un libro que ayuda a poner en perspectiva esa tortura diaria que pueden ser las noches y a recordarnos que al final todo pasa, que podemos con todo, que el amor está por encima.
Porque Pato, con su arrolladora personalidad, en realidad es un protagonista infantil, tierno, inocente, que su único problema es que adora a Oso y quiere estar con el a todas horas y no sabe frenar a tiempo. Creo que esto nos suena a los padres, ¿verdad? Con ese amor irrefrenable que tienen los peques hacia nosotros que les hace acompañarnos hasta el baño y dormir encima de nosotros para no separarse ni un segundo.
Sobre los autores
Más adelante os vamos a hablar del segundo libro de esta extraña pareja, ¡Pero si yo te quiero!, un libro que ha llegado a nuestro hogar años después que ¡Vale, buenas noches! y que también nos gusta muchísimo. Estos protagonistas creados por Jory John nos encantan y te los recomendamos encarecidamente.
Sobra decir que esta historia de Jory John nos gusta muchísimo y, sobre todo, la forma en la que la cuenta. Ese humor tan tierno, la ironía, la desesperación contenida, el entusiasmo desbordante de Pato… es una genialidad. Y, por supuesto, parte fundamental de este álbum ilustrado son las ilustraciones del gran Benji Davies, que ha sabido captar como nadie la esencia de ambos personajes, cuyos sentimientos podemos leer de un solo vistazo.
Edad recomendada
En cuanto a la franja de edad, a partir de 2 años es maravilloso. A nuestro Mediano le encantaba ya con esta edad y ahora es uno de los libros favoritos de mi Tercera, que tiene dos años y medio en el momento en que publico esta reseña. Rara es la noche que no lo leemos varias veces y, como te decía antes, se lo sabe de memoria hasta el punto de que ha incorporado esa estructura repetitiva a su día a día. A veces nos pregunta varias veces seguidas si queremos jugar a varias cosas, igual que hace Pato con Oso, imitando el tono con el que leemos el libro por las noches. O contesta vaaaaale, buenas noches, cuando le decimos que ya es hora de dormir. Este álbum ilustrado forma parte de nuestra vida familiar desde hace años.
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